¿Estoy viviendo violencia en mi pareja?

Mujer con la mano al frente en gesto de "basta" a la violencia.

¿Alguna vez te has preguntado si ciertas actitudes o comentarios que recibes son realmente sanos? ¿Te incomodan, pero no sabés por qué? Hoy te invito a ponerle lupa a la violencia en las relaciones, especialmente de pareja, pero que también puede aparecer en ámbitos laborales, sociales y lazos familiares.

¿Cómo saber cuándo es violencia?

Una relación es violenta cuando alguien, desde una posición de superioridad, busca controlar al otro, causando sufrimiento. Estos 3 ingredientes tienen que estar para que una relación sea violenta, si solo hay alguno de ellos entonces son hechos violentos, una agresión puntual. No es que sea menos importante, hay que hablarlo y trabajarlo, pero no implica que en la relación haya una dinámica violencia establecida.

 Cuando además se cruza con el hecho de ser mujer, hablamos de violencia machista o de género, donde el género se convierte en un factor de riesgo.

¿Qué se entiende por superioridad en parejas con violencia?

Superioridad no significa necesariamente “más fuerte” o “más inteligente”. En este contexto, hablamos de quien se coloca por encima en la relación: quien impone, decide, critica o manipula. Un ejemplo claro: “Yo sé lo que es mejor para ti”, “No vas a poder sola”, “Tú eres mía”. Estas frases instalan un desequilibrio de poder.

También pueden ser más indirectas como desaprobar acciones o comentarios de manera indirecta, por ejemplo: «¿eso te pondrás?», «¿vas a hacer eso tú sola?». También se puede dar a entender en gestos y miradas.

Violencia visible vs violencia invisible

Quizá pensamos que violencia es solo lo físico. Pero la violencia es un proceso, no un hecho aislado. Es control, es dominio, es desvalorización. Y muchas veces… ni la vemos.

Tipos de violencia:

  • Física: cualquier acto de fuerza contra el cuerpo, así como la omisión de socorro intencional o negligente : golpes, empujones, tirones.

  • Psicológica: humillaciones, gritos, chantajes. Se explica mejor más abajo.

  • Económica: quitarte el acceso al dinero o recursos propios o compartidos, impedir que trabajes. Se busca la dependencia económica forzada.

  • Sexual: cualquier acto sexual no consentido, presión o intimidación.

Todas ellas pueden ser macro (evidentes) o micro (sutiles, normalizadas, invisibles).

¿Cómo se presenta la violencia psicológica?

La violencia emocional o psicológica siempre está presente en cualquier tipo de maltrato, podríamos decir que es la base. A veces es directa (“Eres una mierda”) y otras más solapada: un portazo, una crítica pasivo-agresiva, un silencio que duele.

Se basa en descalificar, dominar, atemorizar, invalidar.

La violencia emocional busca empobrecer la autoestima, la seguridad y atacar el yo de la persona.

Frases que parecen inofensivas… pero no lo son

  • “Todas las mujeres tienen instinto maternal, qué raro tú no…”. Es una manera de decirte que eres inferior.

  • “No me gusta cómo vistes, lo digo por tu bien.”

  • “No me gusta que te juntes con esa amiga, no me parece buena para ti.”

  • Portazos, golpear paredes o agredir a mascotas: no son arrebatos sin importancia, son formas de intimidación. «Así como le pego a la puerta, te puedo pegar a ti». O bien, te manipulan porque como tú no quieres vivir esas experiencias angustiantes, entonces hace lo que sabes que espera de ti y de esa manera ejerce un control. Llega un momento que actúas automáticamente sin ser consciente, según esa persona pretende que lo hagas.

  • Ley del hielo: no contestar, ignorarte días. Es una de las peores estrategias de violencia porque ataca directamente al yo de la persona, es una manera de decirle, «no existes».

¿Quiénes ejercen la violencia?

Los dos perfiles más comunes:

Cobra: Agresivo desde el inicio. Poco emocional, más antisocial. No quiere cambiar.

Pitbull: Se vuelve violento gradualmente. Depende emocionalmente de su pareja. Tiene más posibilidad de cambiar.

Detrás de estos perfiles suele haber, como no, historias de trauma infantil. Son personas con una autoestima profundamente dañada que buscan sentirse seguras rebajando a su pareja. Poco a poco, van generando un ambiente en el que te convencen de que no mereces nada mejor y de que, pase lo que pase, la culpa siempre es tuya.

Y ojo: cuando hablamos de cambio, no es porque un día, de repente, decidan cambiar. Si existe alguna posibilidad de transformación, es porque hay límites claros y consecuencias firmes. No cambia quien quiere, sino quien se ve confrontado a revisar lo que hace. Por eso es tan importante que tú puedas poner ese límite, pedir ayuda y no permitir que siga tratándote mal. Sin reflexión, sin acompañamiento profesional y sin verdadera decisión, estas personas —en general— no cambian.

¿Y si no me pega?

Eso no significa que no sea violencia. De hecho, la microviolencia emocional puede ser más grave, porque no la vemos y por tanto no escapamos.

Es importante tomar consciencia y ser sincera contigo misma.

Entender que es violencia permite nombrarla. Y lo que se nombra, se puede trabajar y transformar:
➡ ¿Te trata bien o te trata mal?
➡ ¿Quién hace qué y a quién?
➡ No es tu culpa. No es tu responsabilidad. Y no estás sola.

La violencia es global, transversal y muchas veces ligada a creencias sobre el «amor romántico» como:

  • “Amar es sufrir.”

  • “Si está celoso es porque te quiere.”

  • “Es así porque te ama demasiado.”

No, no y no. El amor no duele. El amor no controla. El amor no calla.

Y ante todo debes saber que su violencia, no es tu culpa.

Si estás pasando por esta situación o tienes la sospecha, actúa ya. Si estás en España puedes llamar al 016 para informarte.

Si necesitas acompañamiento para transitar este momento, escríbeme!

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