¿Por qué meditar puede volverse una obsesión?

¿Cómo meditar sin obsesionarse?

En una de sus enseñanzas, Ravi Shankar (fundador de «El Arte de Vivir») nos dice: «Por favor, No Medites».  Resulta ser que una de las cosas más importantes para lograr meditar es no obsesionarse con ello. En este artículo te doy algunas ideas para conseguirlo.

 

Obsesionarse con meditar vs. "por favor, no medites"

Me ha llevado un tiempo entender este concepto de «Por favor, no medites» y cuando lo comprendí, me ha aliviado enormemente y me ha permitido vivir la meditación desde otra perspectiva. Así que he decidido compartirlo.

Lo que Ravi Shankar nos quiere decir con esta frase es que, a veces, el hecho de meditar puede volverse una obsesión. Así como otros hábitos que pueden ser saludables al principio, cuando nos obsesionamos con ellos, se vuelven dañinos. Un ejemplo es la alimentación saludable.

Si nos estresamos por exigirnos cumplir y nos llenamos de culpa cuando no lo logramos, los beneficios de la práctica se pierden. Entonces, si vas a meditar de esta manera (con exigencia y obsesión), es mejor no meditar. Lo paradójico es que al tomártelo así, ya estarás meditando. =)

Ejemplos de obsesionarse con la meditación

Vamos a ver algunos ejemplos para que quede más claro qué es obsesionarse con meditar.

Al principio, cuando comenzamos a meditar, buscamos un momento a solas, algunos accesorios para estar cómodas (cojines, mantas, sahumerio), y ponemos música especial. Recuerdo que cuando comencé, trataba de concentrarme en la respiración y me venían pensamientos sobre cómo decorar un espacio para meditar y todo lo que tendría que comprar para hacerlo bien. En ese momento, era como si necesitara muchas cosas para meditar. A esto se refiere Ravi Shankar con «no medites», porque nada está más lejos de meditar que sentir que se necesita algo más que tú para hacerlo.

Otra situación es cuando estamos meditando y alguien nos interrumpe, poniéndonos de los nervios. Es normal querer un espacio tranquilo y registrar cuando un espacio no lo es, pero ponerse de los nervios porque algo se sale de nuestro plan es todo lo contrario a meditar.

Como sociedad, estamos tan lejos de esto que tenemos que comenzar por darle a la meditación un espacio definido y decorado para entender de qué se trata. Quizá si se enseñara en la escuela y lo viéramos en casa desde niñas, no sería necesario pasar por esa iniciación. No me refiero a que nos enseñen a meditar en la escuela, sino a que nos enseñen a estar conscientes de cómo estamos, de nuestra respiración, de cómo sentimos nuestro cuerpo, de nuestras emociones y de nuestro estado mental. Para citar ejemplos, he escogido situaciones por las que suelen pasar la mayoría de las personas que comienzan a meditar y que surgen a medida que profundizan en el hábito.

Cuando ya tienes un buen hábito de meditación y valoras los beneficios, puede suceder que te aferres a ello. Si tu rutina cambia (tus hijos comienzan la escuela, te vas de vacaciones, cambias de trabajo), y te desesperas porque no encuentras el momento de meditar, es mejor no meditar. Acepta que es un momento distinto y que llevará tiempo acomodarse nuevamente. Ya estarás meditando. Por eso, a veces, no meditar es meditar.

¿Entonces, qué es meditar sin obsesionarse?

Meditar no es algo que se consume un momento y ya está. Meditar es un estado de consciencia, de conexión con tu ser, que te permite estar centrada incluso en los peores momentos. Un buen ejemplo podría ser un niño cuando se pone a jugar. Se conecta con ese momento con todo su ser y nada lo saca de ahí. Los niños saben meditar, todos sabemos y luego lo vamos perdiendo.

Meditar es estar presentes en el aquí y el ahora.

Puedes meditar mientras conduces, cocinas o conversas con alguien. Solo necesitas estar consciente, usando tu respiración, tus sentidos y tu atención.

Incorporando el hábito de la meditación natural

A medida que vamos incorporando el hábito de meditar en nuestra vida, nos damos cuenta de que no es necesario «meditar» de manera formal. La meditación no es un estado permanente ni un objetivo a lograr. Es casi una actitud de vida, que implica observar lo que te sucede en cada momento y traer tu atención a ello cuando se dispersa, ayudándote de tu respiración.

No se trata de no tener pensamientos, de poner la mente en blanco o de no sentir nada molesto. Se trata de atender a todo lo que sucede en cada momento y volver a ello cuando te disperses, aceptando que es normal que esto ocurra. Es necesaria una autoaceptación compasiva y una actitud de autoobservación.

Como decía un instructor de meditación que tuve, la meditación es un músculo que puede ser entrenado.

Espero haber sido clara y que te sirva esta manera de vivir la meditación.

Invitación a meditar

Si aún no meditas, te animo a hacerlo, es una gran manera de comenzar a ocuparte de ti y a conectar contigo misma!

En mis terapias utilizo técnicas de meditación y respiración para que comiences un camino de autoconocimiento y aceptación. Te invito a dar el primer paso!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *