¿Por qué los extremos no son buenos?

 

Seguramente has escuchado muchas veces decir que los extremos no son buenos. Todas sabemos que no es bueno ser extremista, pero ¿te has preguntado por qué?

Pues la respuesta a esto puede ser muy simple: porque ambos extremos son parte de la misma cosa, por lo tanto, ambos extremos están dentro de tí y si rechazas uno, estarás rechazando una parte de ti misma.

Vamos a profundizar un poco más y quiero mencionar que me ha inspirado para hablar de este tema el libro: “Encuentro con tu sombra”, que ya he recomendado en otros artículos.

Los extremos opuestos se complementan

Los extremos no son buenos

Son muchas las disciplinas que nos hablan de los polos opuestos. El budismo, el hinduísmo, el taoísmo y distintas filosofías. El yin y el yang son dos conceptos del taoísmo que representan la dualidad de todo lo que existe en el universo. Mejor dicho, la no dualidad. Son dos fuerzas fundamentales, opuestas y complementarias. Sus existencias dependen una de la otra y se encuentran en todas las cosas.

Según esta idea, cada ser, objeto o pensamiento posee un complemento del que depende para su existencia. A su vez, este complemento existe dentro de él mismo. De esto se deduce que nada existe en estado puro ni en absoluta quietud, sino en una continua transformación. Además, cualquier idea puede ser vista como su contraria desde otro punto de vista. En este sentido, la categorización es solo por conveniencia. Y porque así funciona nuestro cerebro, necesita clasificar para ordenar la información que recibe.

El concepto de la no dualidad llega incluso al yo. Propone que no somos algo independiente del resto. Estamos conectadas en un todo y solo categorizamos y separamos porque nuestra mente necesita hacerlo para comprender la realidad.

Ejemplos de polos opuestos en la vida diaria

Vamos con algunos ejemplos donde es evidente que los polos son parte de lo mismo:

  • Luz y oscuridad: La oscuridad se define como ausencia de luz. Son dos opuestos, pero uno se define a partir del otro. ¿Qué prefieres? ¿Te identificas más con uno que con otro o aceptas ambos? ¿Comprendes que para que haya uno, el otro tiene que existir también?

  • Lleno y vacío: Vacío se define como lo que no contiene nada, es decir, que no está lleno. ¿Aceptas que estos extremos son parte de lo mismo? Sin embargo, cuando se acaba el último chocolate de la caja no nos gusta, ¿verdad?

  • Justicia e injusticia: Estos conceptos son opuestos, pero se entienden mejor uno a partir del otro.

  • Bello y feo: Lo bello y lo feo son categorías que también se definen mutuamente.

  • Amor y odio: El odio y el amor van de la mano. Del odio al amor hay un solo paso. Dichos populares han sido comprobados científicamente. Muchas de nosotras hemos comprobado esto sin necesidad de la ciencia, ¿verdad? ¿Has amado a alguien alguna vez a quien luego le has tomado bronca al punto de sentir odio, o casi? Escáneres cerebrales realizados a participantes en un estudio que aseguraban sentir odio mostraban una actividad neurológica muy similar al sentimiento contrario.

Es evidente que nos sentimos mejor cuando sentimos amor que cuando sentimos odio. Del mismo modo, nos sentimos mejor cuando somos amorosas con alguien que cuando somos violentas (habrán excepciones). Pareciera ser que hay un extremo que nos hace sentir mejor y otro que nos hace sentir peor. Si nos movemos por la línea de una punta a otra, nuestras emociones cambian y nuestro estado de ánimo varía.

Es importante tener en cuenta que cuando se odia, se destina una energía a eso que se odia. Se pone la mirada, un foco, de alguna manera se lo mantiene vivo. Cuando algo nos molesta mucho y nos genera una emoción fuerte, le estamos dando vida. Esto habla de nosotras y nos puede enseñar mucho sobre nuestras sombras.


Los extremos opuestos y los enemigos

Vamos complejizando un poco más los ejemplos. Es interesante el hecho de que cada uno de nosotros, en algún momento de nuestras vidas, necesita tener enemigos. Esto es evidente en la infancia, con la aparición de villanos. En la adultez, también mantenemos esta figura, aunque de una manera menos evidente.

La figura del adversario puede tener diversas representaciones según nuestra cultura e historia. Los villanos pueden ser:

  • Los ricos
  • Los pobres
  • Los extranjeros
  • Los de otra religión
  • Los políticos
  • Los maestros
  • Los vecinos
  • Los de otro equipo deportivo
  • Los hombres
  • Los extraterrestres

Siempre tiene que haber un culpable. En general, los enemigos son personas o grupos que tienen el poder de enojarnos. Creemos que hacen las cosas mal y deberían pensar como nosotras. En el fondo, creemos que nuestros enemigos son inferiores, que algo hacen mal o les falta.

Cito del libro “Encuentro con la sombra”:

“El proceso de creación de enemigos parece cumplir con una función muy importante: la atribución inconsciente y cruda a nuestros enemigos de aquellos rasgos que nos resultan especialmente intolerables de nosotros mismos… una proyección de nuestra sombra sobre aquellas personas.»

Reflexiona sobre tus enemigos

Según este párrafo del libro, los enemigos son naturalmente necesarios y hasta deberíamos agradecerles. Nos hacen de espejo de nuestros conflictos sin resolver y se «hacen cargo» de nuestros aspectos rechazados hasta que estamos fuertes para tolerarlos por nosotras mismas.

Hay varias cuestiones propias que podemos descubrir analizando a nuestros enemigos:

  • Tus enemigos hablan más de ti misma que de ellos. ¿Qué es lo que tanto te molesta?
  • La actitud que tomas con respecto a las personas con las que no estás de acuerdo habla más de ti que de esa persona.

 

La enfermedad y la salud también son polos opuestos. La enfermedad puede representar otro lado oscuro propio que tememos asumir. Si quieres leer más sobre la relación entre tu sombra y el miedo a enfermarte, puedes leer este artículo.

¿Cómo nos damos cuenta de que estamos en un extremo?

Esta concepción de la vida en extremos puede estar más presente en nosotras de lo que pensamos. Nuestro cerebro necesita ordenar y clasificar. Aquí tienes algunas señales para identificar si esto te ocurre a tí:

  • Si clasificas mucho las cosas y necesitas encajar todo lo que sucede en alguna categoría, es una señal. 
  • Si todo es blanco o negro para ti. Te manejas en posiciones radicales.
  • Si tienes ideas muy firmes sobre lo que sucede en el mundo, tal  vez al punto de ser rígidas.
  • Si tienes enemigos etiquetados como «malos». Pueden ser vecinos, famosos, políticos, activistas, un género, empresarios, etc. Ver la vida en extremos puede tomar muchas formas.
  • Si te sientes muy enfadada al ver noticias, es posible que estés clasificando los hechos de manera extrema. 
  • Si no soportas a alguna persona de la familia o amigos y no toleras las diferencias.

Este comportamiento exterior refleja una lucha interior para que gane «la buena». No aceptar nuestras propias partes consideradas malas o sucias nos causa sufrimiento.

Para más detalles, puedes consultar aquí mi artículo sobre la teoría del espejo.

 


Consecuencias de encontrarnos en un extremo

Según el taoísmo, la luz y la oscuridad, lo útil y lo inútil, los polos opuestos, son diferentes aspectos de la misma cosa. Cuando nos decantamos por uno, reprimimos el otro y alteramos el equilibrio natural.

El psiquismo humano también se compone de aspectos opuestos. Sobrevalorar o desarrollar excesivamente uno de ellos suele terminar en enfermedad física o psicológica. El proceso de evolución consiste en aceptar los contrarios que están en nuestro interior. Se trata de integrar lo que no aceptamos, es decir, integrar nuestra sombra.

Sri Sri Ravi Shankar dice algo interesante sobre los extremos y las posturas. Cuando nos identificamos con una postura o ideología, nos apegamos y sufrimos. Nos volvemos rígidas y esto no es nuestra naturaleza. Él sugiere usar la frase: «Prefiero» para expresar una preferencia sin atar nuestro ánimo a esa condición. De esta manera, aceptamos las otras posibilidades y no nos quedamos fijadas en un extremo.


¿Cómo podemos aprender de esto?

No puede existir un extremo sin el otro, necesitamos recurrir a un concepto para explicar su opuesto. Cuando nos acercamos a uno, nos alejamos del otro. Si entendemos esto, nos damos cuenta de que los opuestos son «valores» que pueden equilibrarse y graduarse.

De esto se desprende que, si estamos en una punta, podemos ir a la otra. Dentro de nosotras están todas las posibilidades. Cuanto más nos vamos a un extremo, más tememos el otro o más queremos disimularlo. Es importante ser conscientes de que ambas posibilidades están dentro de nosotras. Con lo cual, el polo opuesto que odiamos en los demás, también está en nosotras.

Algunas reflexiones:

  • ¿Te has dado cuenta de que valoramos la felicidad gracias a la tristeza o la infelicidad?
  • ¿Notaste que disfrutas de conseguir algo porque antes no lo tenías?

 

Todos los opuestos están conectados y uno nos ayuda a valorar al otro. A veces, tenemos la suerte de vivir la experiencia de estar al límite entre un opuesto y otro. Piensa en un día de invierno con sol. Hace frío, pero estás abrigada y el sol te da en la cara. Sientes el calor en contraste con el frío. ¿Puedes disfrutarlo?

Podemos llevar esta consciencia a nuestro día a día y buscar un punto más fluido entre ambos extremos. Cuando miremos a nuestros enemigos, podemos recordar que simplemente están en un extremo y nosotras en otro. Ambos estamos en la misma línea y nos podemos mover.

Si te interesa comenzar este recorrido para entender qué hay de ti en esto,te acompaño!

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