Pérdida Gestacional: cómo transitar el duelo y prepararte para un nuevo embarazo

La pérdida de un embarazo es una experiencia profundamente dolorosa y, muchas veces, silenciada. En especial si ocurre en el primer trimestre, el entorno tiende a minimizar lo que ha pasado: “ya tendrás otro”, “mejor ahora que más adelante”, “ni siquiera era un bebé”.
Pero vosotras lo sabéis: el cuerpo ya había empezado a gestar, y el corazón también.
Había ilusión, imágenes, futuro… aunque apenas hubiesen pasado unas semanas.
Desde la psicología perinatal, sabemos que una pérdida gestacional, incluso temprana, puede tener un impacto emocional muy profundo, y merece ser acompañada con cuidado, validación y tiempo.
La pérdida gestacional es más frecuente de lo que se cree
Aunque pocas veces se habla de ello, 1 de cada 4 embarazos termina en pérdida gestacional. No tiene sentido informar de esto a madres primerizas porque quizá nunca ocurra. Sin embargo, si has perdido un primer embarazo, es importante que sepas que no estás sola.
¿Qué pasa después de una pérdida?
Después del shock inicial, suelen aparecer muchas emociones mezcladas: tristeza, culpa, rabia, miedo, confusión. Quizá, esa sensación de ¿Por qué a mi?
A nivel físico, el cuerpo puede recuperarse en poco tiempo.
Pero a nivel emocional… no es tan sencillo.
Muchas mujeres sienten que tienen que “seguir con su vida” como si nada.
Pero lo que no se nombra, no se procesa.
Y lo que no se elabora emocionalmente, puede dejar huella en el cuerpo, en la mente, y en la vivencia del próximo embarazo.
¿Cómo seguir adelante luego de haber perdido un primer embarazo?
Si te han dicho que no hubo ningún motivo aparente para la pérdida gestional, es bueno que sepas que, según datos actualizados, el 80% de las mujeres que han tenido una pérdida vuelven a gestar sin complicaciones.
Sí. Aunque ahora te parezca imposible.
Tu cuerpo puede volver a intentarlo.
Recomendaciones para antes de volver a intentarlo
Volver a gestar después de una pérdida no es solo una decisión médica.
También es un camino emocional.
Prepararse para un nuevo embarazo implica revisar cómo lo que pasó y cómo estás tú para un nuevo comienzo.
No porque hayas hecho algo mal, sino porque todo proceso biológico tiene un lado emocional.
Quizá sea un buen momento para preguntarte:
¿Qué emociones quedaron pendientes?
¿Qué sientes sobre ser madre? ¿Tienes miedo sobre el parto?
¿Hay historias en tu familia sobre pérdidas, tal vez no habladas o no reconocidas?
¿Sientes que tu próximo bebé vendrá en un clima de estabilidad?
Acompañar todo eso con una mirada profesional y amorosa puede marcar la diferencia. Si quieres intentarlo, escríbeme.
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