El impacto de nuestra postura corporal en las emociones

Nuestra postura corporal (incluye la expresión facial) y emociones están profundamente conectadas. Lo que ocurre en nuestro cuerpo afecta no solo nuestro bienestar físico, sino también nuestras emociones, percepción del entorno y en consecuencia, a cómo reaccionamos. Numerosos estudios han demostrado que la postura no es solo un reflejo de cómo nos sentimos, sino que también puede moldear nuestras emociones. Una postura erguida, por ejemplo, puede hacer que nos sintamos más seguras y positivas, mientras que una postura encorvada o tensa puede intensificar el estrés o la tristeza. Comprender esta conexión nos permite usar la postura como una herramienta para mejorar nuestro estado emocional y nuestra relación con el mundo.
¿Cómo influye la postura en nuestras emociones?
El cuerpo y la mente están en constante comunicación. Cuando mantenemos una postura determinada, el cerebro interpreta esa señal corporal y ajusta el estado emocional para alinearse con ella. Nos programa para ello que le transmite el cuerpo. Por ejemplo:
- Postura erguida y abierta: Mantener una postura recta, con los hombros relajados y el pecho abierto, envía señales al cerebro que aumentan la confianza y la motivación, promoviendo emociones positivas.
- Postura encorvada o cerrada: Cuando estamos encorvados, el cerebro interpreta esta postura como una señal de retraimiento o inseguridad, lo que puede provocar sentimientos de tristeza, cansancio o ansiedad.
La ciencia detrás de la postura y las emociones
Investigaciones en neurociencia y psicología han mostrado que la postura impacta en la producción de hormonas y neurotransmisores. Por ejemplo, una postura de poder (como mantener el pecho abierto y los hombros hacia atrás) aumenta los niveles de testosterona y reduce el cortisol, la hormona del estrés. Esto significa que, al mantener una postura confiada, no solo proyectamos seguridad, sino que también regulamos químicamente nuestras emociones.
Cómo la postura influye en la percepción
Nuestra postura afecta también cómo interpretamos el mundo y nuestras experiencias. Una postura encorvada puede hacer que percibamos situaciones de manera negativa, mientras que una postura erguida facilita una interpretación más positiva y una sensación de resiliencia. Este efecto se debe a que el cerebro busca coherencia entre la postura corporal y las emociones que genera.
Consejos para mejorar la conexión postura-emoción
- Practica una postura erguida: Intenta abrir el pecho y relajar los hombros varias veces al día. Esto ayudará a entrenar al cuerpo a adoptar una posición que favorezca la confianza.
- Utiliza el movimiento consciente: Realiza estiramientos o movimientos suaves que liberen tensión, lo cual ayudará a mejorar tu estado de ánimo.
- Respira profundamente: La respiración está íntimamente conectada con la postura; una respiración profunda y lenta puede ayudar a liberar tensiones y a relajar la postura.
- Prueba el “body scan”: Tómate unos minutos al día para escanear mentalmente tu cuerpo, observando cualquier tensión acumulada y relajándola conscientemente.
En mi opinión, esto nos abre muchas más posibilidades a la hora de ayudar a las personas a sanar. También nos lleva hacia terapias mucho más integrativas donde no vemos a la persona de manera separada, por un lado el cuerpo y por otro la mente.
En mis terapias utilizo todos estos avances para que puedas beneficiarte de ellos. Si quieres una sesión, escríbeme.
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