Identifica el trauma en tu vida

Cómo se ve el trauma en la vida diaria

Como he mencionado en otro artículo, el trauma puede dejar una huella en nuestra orientación corporal, tanto de manera literal como simbólica. Aquí exploraremos cómo puedes identificar el impacto del trauma en tu vida cotidiana, especialmente en tu capacidad de orientación y toma de decisiones.

Consecuencias del trauma en tu vida

Tal vez te identifiques con alguna de estas situaciones que listo a continuación. Te invito a reflexionar sobre en qué parte de este ciclo podrías estar.

1. Dudas constantes, falta de dirección y bloqueo (puede reflejar un estado de congelamiento o disociación del sistema nervioso afectando tu capacidad de acción y decisión)

  • ¿Sientes que has perdido el norte y no sabes cuál debe ser tu próximo paso?
  • ¿Tienes dificultades para avanzar, tomar decisiones o comprometerte con algo?
  • ¿Te encuentras en una posición pasiva, evitando definir metas o sin claridad sobre qué quieres?
  • ¿Tienes dificultades para decidir hacia dónde ir o qué camino tomar?

2. Estado de huida constante (puede reflejar una activación del sistema nervioso simpático, impulsándote a «huir» de manera constante)

  • ¿Te encuentras siempre con prisas, huyendo sin poder parar?
  • ¿Te pones muy nerviosa cuando intentas detenerte o relajarte?

3. Sensación de desconexión o disociación (esta desconexión puede estar relacionada con un estado de disociación)

  • ¿Sientes que todo pasa a tu alrededor, pero no te das cuenta, como si estuvieras en piloto automático?
  • ¿Te resulta difícil conectar con tus emociones y no te conmueves fácilmente?
  • ¿Consideras que eres fría o desapegada? 

4. Lucha constante y esfuerzo excesivo (este patrón puede estar vinculado con una respuesta de «lucha», en la que percibes la vida como una constante batalla)

  • ¿Siempre te encuentras peleando, discutiendo o en conflicto con otros?
  • ¿Sientes que todo lo que necesitas o deseas tienes que ganarlo con mucho esfuerzo y lucha?

 

Relación entre los patrones y el trauma

Si alguna de estas situaciones se repite en tu vida y sientes que te encuentras atrapada en estos estados una y otra vez, es posible que el trauma haya dejado una huella en tu sistema nervioso, afectándote en el presente.

Como he explicado en artículos anteriores, estos estados y respuestas se correlacionan con el funcionamiento del sistema nervioso, según la Teoría Polivagal de Stephen Porges. Esta teoría nos habla de tres estados principales:

  • Estado de amenaza extrema: Activación del sistema nervioso parasimpático (rama vago dorsal), lo cual puede llevar al congelamiento o disociación.
  • Estado de peligro: Activación del sistema nervioso simpático, generando respuestas de lucha o huida.
  • Estado de seguridad: Activación del sistema nervioso parasimpático (rama vago ventral), permitiendo la conexión social y el bienestar.
 
Lo esperable sería oscilar entre los 3 estados, pasando la mayor parte del tiempo en estado de seguridad. Pero no siempre es así y menos si hubo experiencias traumáticas.

Consecuencias del congelamiento no resuelto

En el estado de mayor amenaza donde menos margen de acción tiene la persona y más impotencia se da, es en el congelamiento.

Cuando el estado de congelamiento no se resuelve ni se libera la energía residual, esto puede llevar a consecuencias como:

  • Depresión
  • Disociación
  • Agotamiento
  • Sensación de entumecimiento o rigidez

Comprender cómo el trauma afecta tu cuerpo y mente es el primer paso hacia la sanación. Si te reconoces en alguno de estos estados, recuerda que existen herramientas y enfoques terapéuticos para ayudarte a procesar y liberar estas experiencias.

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