Trauma y orientación

Trauma y orientación corporal

El cuerpo tiene un rol protagónico en la experiencia del trauma. Como exploramos en otro artículo sobre cómo los químicos quedan atrapados en el sistema nervioso, aquí profundizaremos en cómo el trauma afecta la orientación del cuerpo. Esta perspectiva proviene de la Somatic Experiencing, una metodología que examina cómo el cuerpo procesa el trauma.

El cuerpo: el primer receptor de las experiencias

Toda experiencia sucede primero en el cuerpo. Este es el primero en registrar lo que sucede, y luego, en milisegundos, el cerebro interpreta lo ocurrido. Por ejemplo, cuando algo te quema, primero quitas la mano y solo después te das cuenta de que te has quemado. A veces, incluso, la información sobre el suceso queda borrada de la mente, pero permanece en el cuerpo, formando una huella física y emocional.

El trauma y su orientación en el cuerpo

Dado que el cuerpo existe siempre en un contexto físico (sujeto a gravedad y espacio), cada trauma tiene una orientación específica. La amenaza percibida llega desde una dirección particular, y el cuerpo responde de acuerdo con esa orientación.

Durante una experiencia traumática, el cuerpo se adapta de varias formas:

  • Agudiza el oído para captar sonidos específicos.
  • Enfoca la mirada en la dirección de la amenaza.
  • Acelera el pulso para llevar más sangre a los músculos y prepararse para huir.
  • Ajusta la posición del cuerpo y de la cabeza para facilitar la visualización y equilibrio.

Todo esto ocurre de manera automática y no desaparece al finalizar el evento traumático. En cambio, deja una huella que puede influir en cómo nos orientamos en el futuro.

Las huellas del trauma en nuestra orientación

A veces, la orientación traumática se refleja de forma literal, como girar la cabeza o el cuerpo en una dirección específica para evitar una amenaza. De hecho, muchos dolores como contracturas, o ciertas enfermedades pueden tomar la forma de esta orientación. Pero en otras ocasiones, estas huellas son más bien simbólicas:

  • Falta de orientación clara: Sensación de “no saber hacia dónde ir” o “perder el rumbo”.
  • Decisiones confusas: Tomar decisiones erróneas o sin claridad es una señal de que la orientación del cuerpo puede estar afectada.
  • Bloqueo en la acción: La dificultad para “ver el camino” o encontrar una salida también puede estar vinculada a la huella de un trauma.
 

En resumen, el trauma no solo afecta nuestro cuerpo físicamente, sino también nuestra capacidad para orientarnos y tomar decisiones de manera consciente y efectiva. Esta conexión profunda entre cuerpo y mente nos recuerda la importancia de trabajar en nuestra consciencia corporal para superar el impacto del trauma en todos sus niveles.

En todas mis terapias trabajo en la consciencia somática. Si quieres trabajar en ti de una manera integral, escríbeme.

En este artículo podrás informarte con más detalle sobre el impacto del trauma en tu orientación en la vida.

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