¿Cómo se relacionan el trauma y la ventana de tolerancia?

El trauma puede afectar profundamente nuestro sistema nervioso, sacándonos de la ventana de tolerancia. Este artículo explora cómo el trauma nos lleva a estados de hiperactivación o desconexión, y las consecuencias de quedarnos atrapadas en estos ciclos.
¿Qué es la ventana de tolerancia en relación con el trauma?
La ventana de tolerancia, en relación con el trauma, es el rango en el cual nuestro sistema nervioso puede responder a experiencias sin caer en extremos de hiperactivación (estrés elevado) ni en un colapso de desconexión o entumecimiento. Dentro de esta ventana, podemos gestionar el estrés y los desafíos de manera saludable, adaptándonos sin quedar atrapadas en respuestas automáticas de lucha, huida o congelación. La brecha dentro de la cual nos encontramos en nuestra ventana de tolerancia, depende de cada persona. Cuánto más resilientes seamos, más amplia será esa ventana. Aunque por supuesto, hay traumas que sobrepasan a cualquier persona por más resiliente que sea.
El evento traumático y su efecto en el sistema nervioso
Cuando vivimos un evento traumático, puede suceder que el sistema nervioso se vea empujado fuera de esta ventana de tolerancia. Esto ocurre porque el trauma representa una amenaza extrema. Se activan entonces respuestas de supervivencia que a veces quedan bloqueadas en el organismo, lo que impide un retorno natural a la calma. Esto puede llevar a dos tipos principales de bloqueos que luego pueden sostenerse en el tiempo:
- Bloqueo en “Encendido” (Lucha/Huida)
En este caso, el sistema nervioso queda atrapado en un estado de hiperactivación, activando el modo de lucha o huida. Esta respuesta, mediada por el sistema simpático, nos mantiene en alerta constante, preparados para reaccionar ante una amenaza. Las consecuencias de este estado incluyen:- Ansiedad persistente
- Pánico y ataques de ansiedad
- Inquietud y necesidad de estar en movimiento
- Hiperactividad o dificultad para relajarse
- Vigilancia constante del entorno (hipervigilancia)
- Ira y frustración acumulada
- Bloqueo en “Apagado” (Congelamiento) En otros casos, el trauma lleva al sistema nervioso a un estado de colapso, también conocido como congelamiento. Este estado, mediado por la rama dorsal vagal del sistema parasimpático, cuando no se resuelve, puede generar las siguientes consecuencias:
- Depresión
- Disociación y sensación de desconexión de la realidad
- Agotamiento y falta de energía
- Sensación de entumecimiento o falta de vitalidad
- En casos graves, sensación de estar “muerta en vida”
Expandiendo la ventana de tolerancia
No siempre que una persona viva una situación traumática que supere su ventana de tolerancia, existirán estas consecuencias. Como mencioné arriba, dependerá de varios factores que no es el objetivo explorar en este artículo. Pero si quiero recalcar que estas consecuencias pueden no generar un bloqueo. Si el trauma se trabaja y se resuelve, el sistema nervioso puede volver a su funcionamiento habitual.
Otras veces estos síntomas ocurren ni bien sucedido el trauma y otras mucho más adelante. En cualquier caso, es posible sanar el trauma y salir del bloqueo.
Una vez logrado, es clave trabajar en ampliar nuestra ventana de tolerancia y mejorar nuestra resiliencia.
Además, con ayuda terapéutica, es posible aprender a regular el sistema nervioso, practicar técnicas de consciencia corporal y explorar formas de liberar el trauma no resuelto, de modo que el sistema nervioso pueda volver a encontrar su equilibrio natural.
Si te sientes bloqueada y quieres comenzar un camino de sanación, escríbeme.